12.11.07

retales para Gamoneda


He envejecido dentro

[retales para Antonio Gamoneda]



1.- Sobre Descripción de la mentira

Si se cumple el famoso imperativo de Benjamin de pasarle el cepillo a contrapelo a la historia en el relato de Gamoneda es porque queda claro que, en él, hablar de la historia equivale, necesariamente, a señalar una grieta profunda de silencio:

Los que sabían gemir fueron amordazados por los que resistían la verdad, pero la verdad conducía a la traición.

Algunos aprendieron a viajar con su mordaza y éstos fueron más hábiles y adivinaron un país donde la traición no es necesaria: un país sin verdad.

Era un país cerrado; la opacidad era la única existencia.


El olvido, la retracción, la mentira —las zonas negativas— se convierten en los temas privilegiados de un relato consumido en la enunciación obsesiva de los reversos: “La realidad se ahuyenta en estos labios tan sólo expertos en formas invisibles”. Contrahistoria, entre la muerte y la memoria, en la invocación de la memoria de la muerte.

Gamoneda vía Blanchot: escribir para poder morir.
Gamoneda vía Agamben: escritura como testimonio, tarea del superviviente.

Tal vez de ahí venga ese tú metamórfico (posibilidades: forma del amor, del yo, de la amistad, de lo colectivo, etc.) en fuga. Invocarlo es hablar a una sombra.

O la espectralidad de la voz del superviviente, la de un sujeto poético agotado (“guárdate de mí porque la negación ha tocado mi cuerpo”), cuya mirada sólo parece capacitada para la percepción de la finitud porque su “lucidez está ofrecida a la muerte”. No extraña, por tanto, la inercia interrogativa como suspensión del concepto de verdad:

No recurriré a la verdad porque la verdad ha dicho no y ha puesto ácidos en mi cuerpo.

¿Qué verdad existe en el vientre de las palomas?

¿La verdad está en la lengua o en el espacio de los espejos?


El valor crítico del poema podría residir entonces en lo que Keats llamó negative capability, es decir, en esta cancelación de la posibilidad afirmativa.

Pensar un libro como Descripción de la mentira en sus coordenadas más estrictamente históricas, frente la fábula amable de la Transición: conciencia del valor corrosivo de la palabra para denunciar que una hay paz levantada en olvido o borradura. El gesto político de Gamoneda consiste en dejar al descubierto, a través de un acto ineludible de memoria, la naturaleza fraudulenta de la sutura y en desvelar su materialidad negativa: silencio, ácidos, suciedad. Sólo una vez llevada a cabo esa tarea de revelación (verdad) y purga, una vez quitados los velos de la mentira, podría abrirse una grieta a la posibilidad de una existencia no opaca (“Éste es el único día digno de ser vivido ya que todos los otros días fueron días de negación”). No obstante, el libro concluye en un escepticismo sin cicatriz, respirando aún por la herida, a la vez que añade un interrogante más; éstos son sus últimos fragmentos:

Profundidad de la mentira: todos mis actos en el espejo de la muerte. Y los carbones resplandecen sobre la piel de los héroes aun despiertos en la imbecilidad.

Y ese alarido entre cristales, esas heridas que no son visibles más que en el instante del amor...

¿Qué hora es ésta, qué yerba crece en nuestra juventud?


Al fondo de la yerba negra de la mentira queda este escribir preguntando al olvido y a la historia aún no escrita, constatación, pero tal vez también ahí un resquicio de apertura.


--------------------------------[Inciso
--------------------------------Casi un leitmotiv de gravedad sombría, esa
--------------------------------insistencia: el relato de cómo avanzo hacia
--------------------------------la muerte. Y, sin embargo, la propia
--------------------------------perplejidad se responde (a sí misma,
--------------------------------asimismo) cada vez con el cuerpo en las
--------------------------------palabras, las palabras del cuerpo, sus
--------------------------------materias, deteniendo toda pulsión
--------------------------------trascendente aquí.

--------------------------------Una conciencia paradójica que tensa el
--------------------------------poema, afilando lo inocente, dulcificando
--------------------------------sus sabores de muerte.]


2.- Intimidades

Una anécdota, la primera experiencia de lo que podría entenderse como una forma de comunicación poética: la aparición de una palabra (sarga era en este caso), desconocida, nunca oída, etc. y sin embargo, a través de aquel poema (¿del Libro del frío, tal vez?), un saber instantáneo, un conocimiento físico, inmediato, que el asombro iba a verificar más tarde en el diccionario.

El temblor de la correspondencia. Grafías, ya entretelas. Acoso y lamento de la boca impaciente contra la lentitud: amordazarse y escuchar. Una resonancia insustituible en el oído, piel en el poema. Que no temblarán las columnas del templo, no, ¿pero aquello?

De entre todos, El libro del frío. ¿Por qué? algunos datos para una (imposible) ecuación:
----------------------------------------profundidad
----------------------------emoción
---------------------------------------------------------------suspensión
-------memoria
---------------------------------------------exactitud
-------------------------------------------------------------------------levedad
--------------intimidad
--------------------------------------------------intimidad
--------------------------------------------------------------------------intimidad, etc.


Decir sin decoro, porque saber de memoria es saber de corazón, desde este (otro) lado: no vemos agua pero hay muchos árboles y, como siempre, para dejar de tiritar tú tarareas: “Tengo frío junto a los manantiales...”.


Durham, 7 de marzo, 2007


publicado en la revista Hojas del Foro, en un número especial sobre Antonio Gamoneda coordinado por Fernando Menéndez
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1 comments:

Anónimo dijo...

leer a Gamoneda
abriga el alma

 
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